La historia del origen de jardín de Santa María -hoy Santuario Diocesano de Nuestra Señora del Rosario- está íntimamente relacionada con el Rosario de San José.
BREVE HISTORIA DEL CORAZÓN O JARDÍN DE SANTA MARÍA
(Facatativá-Cundinamarca)
COLOMBIA
El miércoles 31 de mayo de 1995, día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen a su prima Isabel, se dio inicio a un Rosario frecuentado solamente por hombres, conforme a lo pedido por la Santísima Virgen a través de una joven, instrumento suyo, en la ciudad de Bogotá. Dicho Rosario está dedicado a San José, y en él se contemplan durante los cinco misterios algunas de sus virtudes: castidad, paciencia, obediencia, humildad y aceptación de la voluntad de Dios.
A los cinco meses de estarse reuniendo para hacer esta oración, la Santísima Virgen les dirigió las siguientes palabras: “Labores de la tierra, mas no son labores terrenas: son labores celestiales que se inician en este camino y se verán proyectadas en la vida eterna” (mensaje del 25 de octubre de 1995). Una semana más tarde (1 de noviembre), la Santísima Virgen les anuncio: “Hijitos míos: ha empezado una nueva etapa. Habéis sido escogidos para una labor hermosa: un jardín que mi Hijo de vuestras manos creará. Este será un trabajo que vosotros llevareis a cabo en unas tierras que llevan Mi Nombre: un corazón en la tierra haréis y en ellas sembrareis florecitas de color… Un jardín se hará en siete tiempos… la gran obra que se hará se os explicará paso a paso. Vosotros que habéis comprendido el cuidado que necesita una flor, habéis sido escogidos para sembrar mi jardín de amor”. Con estas palabras se dio origen al Corazón o Jardín de Santa María.
NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA
Este trabajo empezó el primer sábado de noviembre de ese año, es decir, el 4 de noviembre de 1995. Los siete tiempos a los que se referían las palabras de la Santísima Virgen, fueron siete sábados, culminando el día 16 de diciembre (comienzo de la novena de Navidad).
Durante todo el desarrollo de esta tarea, Dios dispuso en la delicadeza de su amor que los hombres estuvieran acompañados por un sacerdote. Y esas manos purísimas, a las cuales Jesús llega diariamente, no tuvieron reparo en trabajar la tierra durante el día, y al final de cada jornada bendecirlos y animarlos a continuar.
En un mensaje del 18 de noviembre de 1995 les decía la Santísima Virgen: “Gracias doy a vuestro corazón por haber cumplido con amor lo que solo eran PALABRAS, y HOY son HECHOS DE AMOR”.
La primera peregrinación a este lugar fue convocada por la Santísima Virgen a través de Carolina Name. En un mensaje dado a través de ella, la Santísima Virgen dijo: “Os llevare de la mano pequeños, al lugar que tanto tiempo lo habéis preparado. Os llevare a mi monte alto…” (Mensaje del 4 de diciembre de 1995). La fecha y hora de la peregrinación fueron señaladas por Ella misma: 13 de diciembre de 1995, a las 3 de la tarde. La convocatoria fue hecha el 4 de diciembre (día de Santa Bárbara), y fue precedida por 9 días consecutivos de oración.
A partir de esta fecha, muchos peregrinos empezaron a acudir de forma espontánea los días 13 de cada mes al Jardín, lugar sobre el cual la Santísima Virgen ha dicho también: “EN ESTE MONTE QUE LLEVA MI NOMBRE, RECIBIRÉIS LAS BENDICIONES QUE EL PADRE DIOS ME HA ENCOMENDADO. ESTARE CON VOSOTROS TODO EL TIEMPO EN ESTE LUGAR ESCOGIDO POR DIOS PARA VUESTRO BENEFICIO” (9 de diciembre de 1995).
“ESTE JARDIN ES PARA VOSOTROS, VUESTRO REFUGIO, DONDE VOSOTROS ENCONTRAREIS LA PAZ, EL REGOCIJO Y LA LUZ” (13 de diciembre de 1995) “VENID AQUÍ CUALQUIER DIA Y A CUALQUIER HORA Y RECIBIREIS BENDICIONES Y GRACIAS”
De tal manera que cualquier día puede irse a Santa María, pero los días trece se han ido volviendo tradicionales. Nadie impulsa oficialmente estas peregrinaciones. No son promovidas por un “movimiento” predeterminado. Son el fruto del movimiento del Espíritu Santo que toca los corazones, y como el amor y el bien son difusivos, por naturaleza, cada uno quiere llevar a otro de los que ama para que “viva lo mismo”: o sea, para darle la oportunidad de que reciba esa gracia de conversión, de transformación.